¡Horror! Gotelé

No sé por dónde empezar porque la simple
mención de la palabra gotelé hace
daño
 a todos mis sentidos.
Pienso en el gotelé y rememoro las hombreras de mi madre, la permanente y las
paredes de mi habitación, de la casa de mis abuelos, de la casa de mis
suegros… ¡en fin! me siento niña de nuevo. Para mis jóvenes y
bienvenidos lectores que no tienen ese recuerdo les pondré en antecedentes de
lo que es esta técnica.
La palabrita viene del francés y es un
sistema que consiste en repartir gotitas de pintura al temple que dan este
aspecto final.

Permite hacer gotas de diferente grosor,
desde las más finas hasta ese punto tan abrasivo para la piel cuando te rozas
con la pared de un garaje y te dejas allí las epiteliales. Existe  un
papel que lo imita e incluso se pueden hacer las gotitas dichosas de distintos
colores.
Hasta hoy -y digo hay porque todavía existe- se utiliza en la
construcción, que no en la decoración.
Es horroroso, sabes ese momentazo, depués
de meses de búsqueda y otros tantos más de espera cuando por fin,
llaves en mano entras a tu preciado piso nuevo y te encuentras con ¡oh!
sorpresa las paredes están
llenas de gotelé
. Entonces van pasando uno a uno por tu cabeza todos los
papeles que has estado seleccionando para adornar tus paredes y ese color
perfecto que has elegido para complementarlos. He de deciros además que no sólo
esto, sino que es posible que hayan hecho tal chapuza con las paredes que han
usado el gotelé para taparlo.
En este
punto estaréis intentando respirar pausadamente y no encontraros con
el maldito contratista que os la ha liado. Podéis respirar tranquilos
porque todo en esta vida tiene solución, es un marrón de preocupar, pero la
tiene.
OPCIÓN A: contratar a un profesional que
lo solucione y ya de paso pintas, pones el papel… y vacías un poco la cuenta
corriente.
OPCIÓN B: DIY!!! y llénate de polvo hasta las
orejas.
La herramienta más sencilla para nosotros
es el agua, hazte con un bote-spray lleno de agua, ármate de
paciencia y poco a poco vas humedeciendo el gotelé y con una espátula lo vas
retirando.
Otra opción es que además ya este
recubierto de pintura plástica  para esto habría que aplicar una mano
de pasta y después darle a la lijadora, con lo que ello conlleva.
Como os había adelantado ambas son un
marrón, hay que armarse de paciencia y al toro.
Si en tu caso no puedes elegir  ninguna de estas opciones busca una forma de disimularlo con algo grande, un cuadro, una librería, un biombo…
Una vez finalizado tendremos la pared
preparada para cosas así.
Papel pintado de estilo inglés
Decoración con retales (via)

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