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Restaurante Ticiano, Villallano

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Hace tanto que no me acuerdo de cuándo y tengo que ir a mis etiquetas para buscar la última vez que me he ido de restaurante, y para una vez que voy, os tenía que traer una fotitos y contaros un poco lo que comí.

Los que me seguís por las redes sabéis que este fin de semana he ido de visita a la feria Intergift en Madrid, para los curiosos y no curiosas os diré que el jueves que tenemos post en Diariodeco, os haré un detallado resumen de todo.
Así que si pasas unos dos días fuera de casa en algún momento te sientas a comer en plan bien. Lógicamente podéis estar pensando que en Madrid tengo mil sitios chulos para elegir, y si estoy segura de ello pero el restaurante de hoy, recomendado en la Guía Michelín, no está en Madrid. Es en uno de esos sitios donde acabas de pura casualidad y gracias al maps de Google.
Por eso aparecimos en Villallano (Palencia) guiados por La Red, para encontrarnos con un bonito restaurante de cocina moderna, el Ticiano.
Enclavado en una zona completamente rural nos encontramos este negocio situado en lo que fue una cuadra que perteneció a la familia, un encuentro realmente inesperado con la gastronomía más actual creada desde un punto de lo más tradicional.
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ENTRANTES:
Ensalada de chipirones con acederas, pastel de boniato con jamón ibérico y tartufo.
Perfecta para alguien que como yo no es nada de ensaladas, la acedera una hoja de la que se come hasta el tallo, le da un punto de sabor diferente a todo el conjunto.
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Revuelto de boletus con foie.
Pues si yo no me canso de comer las setas por mucho que las tenga todo el año, me da igual del tipo que sean, y más aún si las prepara alguien que no sea yo, para variar.

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Milhojas de lechazo con tomatitos y crema de queso.
Presentaciones de esas que a mí me gusta, fuera hueso, todo carne, un cordero exquisito con el prefecto acompañamiento de la salsa que no resta para nada el auténtico sabor del lechazo asado.

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Canutillos de crema de mantequilla y helado de chocolate blanco.
Sencillamente EX-QUI-SI-TO me echaba un poco para atrás lo de la crema de mantequilla, por el tema del frosting de mantequilla tan de moda ahora y que no me gusta nada. Pero todo lo contrario, es como una crema pastelera pero de mantequilla, nada dulce, delicioso.

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En definitiva, 35€ por persona muy bien pagados, una de esas comidas que aunque salgan un poco del presupuesto disfrutas completamente, buenas raciones y platos elaborados con sabor a Castilla.

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imágenes TCV

By Sara

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Pura esencia en esta tienda, bar

Este fin de semana hemos salido a celebrar el día de la madre y hemos cambiado nuestro habitual bocadillo sentados al sol en un prado por una mesa en condiciones, plato y todas esas parafernalias.
Como no teníamos ganas de pagar peajes y esas cosas hemos tirado según escupes al mar, hacía la izquierda y hemos aterrizado en Solares, Cantabria para comer en La Tienda de Pedro García.
Así que hoy os traigo uno de esos tour que ya me gustaría a mí hacer más a menudo.
La verdad sea dicha Solares no es un pueblo que tenga mucho que agradecer excepto el Balneario y este restaurante, tienda, bar, tan especial.
Vamos a contar un poco de la historia de este lugar tan singular, retazos de una vida que además te presentan en las primeras páginas de su carta y que os voy a reproducir.
«Lugar atípico donde los haya, es una antigua tienda de comestibles (Colmado) de principios del S. XX que abrió sus puertas en 1926 y que fue habilitada como restaurante en 1996.
La tienda la fundó Pedro García y su esposa, éstos tuvieron cinco hijos que con el tiempo colaboraron y heredaron el negocio. Dato curioso fue que ninguno de ellos se casó, ni tuvo hijos.
Al morir el último, en 1971, la tienda se cerró y quedó tal y como estaba.  En 1996 nos la encontramos,

después de 26 años, igual que aquél último día; de ahí que pudiéramos respetarlo todo para que nuestros clientes al entrar por la puerta, de inmediato se trasladen a aquella época. En el local no hemos cambiado nada, ni la estructura, ni el mobiliario. Así que en lo que era el despacho de la tienda se encuentra el bar con cinco mesas de mármol para tomar el aperitivo, comer, cenar o simplemente degustar un buen café.

Atravesando la barra, en la antigua trastienda, se encuentra la cocina y un  pequeño comedor con cuatro mesas, donde antaño almacenaban los objetos de ferretería…»
Come veis todo el local es pura esencia, pero lo mejor es que os lo cuente con imágenes.

La comida que puedes degustar es todo pura calidad. Como éramos cuatro pudimos sacar varios platos para poder probar bastantes cositas, cada cual más rica, el revuelto de boletus, las mollejas o los fritos súper ricos y cremosos. El solomillo purita mantequilla.



Y los postres no se quedan atrás, la tarta de queso de 10.

Para que os hagáis una idea unos 25€ por cabeza 7 platos y 4 postres más la bebida. Eso sí, no os olvidéis de reservar porque suele llenarlo todo.


By Sara

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Estuvimos en el Azurmendi

Esta semana estrenamos cabecera, ya que estamos en invierno, he diseñado una nueva imagen un poco más acorde con esta temporada espero que os guste y que no os resulte demasiado heladora….

Siempre esperamos alguna celebración para salir fuera y hacer ese pequeño extra esta vez nos hemos ido a comer un menú del día de lujo. Estando Euskadi como está plagado de estrellas Michelín es una pena para los españolit@s de a pie, no poder disfrutar de una cocina así, que no hace falta que lo diga pero no está al alcance de todos los bolsillos, hasta ahora… Eneko Atxa cocinero  y alma mater del restaurante Azurmendi, poseedor de tres estrellas Michelín ha conseguido dar una vuelta de tuerca más a la alta cocina para llevarla a todos los públicos creando el concepto de Prêt à porter.

Un menú con un producto sencillo y de calidad, que nos lleva la creatividad de la cocina de autor a un precio más asequible de 35#+IVA. Un aperitivo, dos entrantes, pescado, carne y postre.
El restaurante está enclavado en Larrabetzu, con unas vistas magníficas, tiene dos zonas diferenciadas, el Azurmendi gastronómico y el Prêt à porter.
Un edificio sostenible de estética moderna.

Llama la atención el concepto actual del carrito de los postres, una vitrina hasta donde el cliente se acerca para elegir unos postres con un concepto sencillo, como la milhojas de queso o el tiramisú, y absolutamente exquisitos.

Este fue nuestro menú.

Talo de ibéricos.

Pulpo y vieira a la plancha con confitura de tomate.





Huevo a baja temperatura y cremoso de patatas a la riojana. Este plato en concreto fue mi favorito por su sencillez y por el resultado final en la boca, me encanto.
Bonito a la plancha, crema de cebolletas tostadas y crocantes.



Canelón de ave y duxell de setas. Este fue una pena porque estaba soso todo el conjunto -teniendo en cuenta que cuando Naia empezó a comer lo mismo que nosotros, en mi casa gastamos poca sal-, desde el risotto hasta el canelón, quitando los pimientos asados que eran de lujo.




A la hora de elegir el vino no había carta, si no que te lo cantaban, nosotros solemos pedir blanco y en este caso únicamente tenían por decirlo así el «de la casa», Gorka Izaguirre, un txakoli Bizkaino que ya ha recibido algún premio y cuyas bodegas además se pueden visitar, previa reserva, dentro del complejo del Azurmendi.

Y después de toda esta comida de casi 10, me encontré con que la coordinación cocina-comedor fue todo lo contrario. Nos pusieron el aperitivo ya con el primer entrante -el pulpo- en la mesa, y si sólo hubiese sido eso pues quizás no me hubiese llamado la atención pero con algún plato nos trajeron los cubiertos de cambio con el plato ya servido, pero lo que ya me colmo y me sorprendió más aún fue que ¡me pusieron el canelón en la mesa mientras todavía estaba comiendo el pescado! y allí me quede yo mirando uno y otro plato y sintiéndome como si estuviese en un bar de esos de menú casero que te sacan el segundo plato 5 minutos después del segundo. Vale que yo soy lenta y encima con Naia a mi lado más aún y que el resto de la mesa había terminado ya, pero… desde luego que no se puede juzgar un restaurante como este por un detalle así pero a veces ves este tipo de sitios tan perfectos que cualquier fallo llama mucho más la atención.

Por descontado que recomiendo la experiencia al 100% a 45€ por persona, se puede vivir un tres estrellas Michelín

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Cenamos en Cala Bandida

Bueno, ya estamos en septiembre, un año más, por si no os habéis dado cuenta ya tendréis el nuevo catálogo de Ikea en vuestros buzones, no, hoy no voy a hablar de este catálogo, ya lo han hecho otras compis blogeras y como bien he dicho la lo tenéis en vuestros buzones.
Es septiembre porque muchos de vuestros bolsillos se han vaciado con los libros del cole para los niños, yo ya estoy preparando el babi para el cole de Naia que empieza la semana que viene, ¡¡mi chica se hace grande!! 
Otros muchos habéis apagado hoy el despertador por primera vez en unos cuantos días.
Las vacaciones se han terminado y ahora nos toca soñar con los días pasados… no todo es el fin porque aún los días son largos y nos permiten disfrutar del buen tiempo en la medida que nuestras obligaciones nos dejen.
No puedo pasar por alto que muchos han empezado ayer sus vacaciones y que ahora están en la playita o en el campo disfrutando de sus merecidas vacaciones así que para los que las pasaron y para los que las gozan aquí tenéis un plan.
Voy a recordar las mías y a llevaros a Cala Bandida. Cuando leí el último número de la revista on line Singulares y vi que ese iba a ser uno de nuestros destinos vacacionales, durante nuestro periplo de ocupas, lo tuve claro, tengo que ir.
Hoy os traigo mi experiencia de este restaurante situado en el puerto de Jávea, un pueblo que por cierto merece la pena visitar.

La mejor opción para salir en Jávea es ya a media tarde-noche, con ciertas temperaturas donde mejor se está al mediodía es en casita, al fresco y con una buena siesta después de comer, así pues reservamos mesa para cenar. El restaurante está bastante solicitado, sobre todo si quieres cenar en la terraza, no dejes la reserva para la víspera cómo nosotros.
El día es cuestión hacía un viento de narices así que nuestros pelos volaban por la terraza que es bastante abierta.
Tiene una amplia carta que podéis consultar aquí, con muchos arroces para degustar, nosotros nos decantamos por varios platos para compartir.



Fritura variada de la bahía con salsa brava y crema de limón.

En su punto justo, la salsa brava diferente y sorprendente, la pena es que me pareció un poco escasa, era más un adorno que un acompañamiento.






Jamón de pata negra con tostadas de pan de pueblo con tomate. Rico, quizás un poco basto cortado para mi gusto.


Calamares de la lonja con rebozado casero, alioli cremoso y tartara de especias. Nos pasó lo mismo con el acompañamiento, hay una diferencia entre inundar los platos en salsa y que apenas puedes untar la puntita del calamar.


Hacía mucho que no comía una lubina tan buena y es que no tiene nada que ver una lubina de esas de ración que no saben a nada con una como esta, sacada de una pieza más grande.



Solomillo de ternera con salsa de boletus. El solomillo bien, la salsa….pues me da mucha rabia que llamen salsa de boletus si no los ha tenido cerca ni tan siquiera en la nevera y encima sabe avecren.

El postre… pues no lo vais a ver ya que a pesar de que nos sentamos a las 21.30, la tardanza del servicio hizo que nada más terminado el segundo plato a eso de las 23.30 saliésemos escopetados, ya que con una niña de 2 años, ya nos habíamos pasado un pelo de la hora.


En definitiva la calidad de la cocina es buena, ya que usan buen producto. No me gustó el orden de los platos, ¿pescadito, jamón, calamares?  El servicio estaba un poco descontrolado, nos atendió principalmente un chico que no sé si será algo así como el maitre pero desde luego si era el único que sabía atender una mesa en un restaurante. Nos tardaron un motón en tomar nota, trajeron el vino sin las copas y de los entrantes a los segundos esperamos un buen rato.

El sitio es super bonito con una decoración muy cuidada que me enamoró, con toques vintage y mezcla de colores. Tiene unas vistas inmejorables de toda la bahía, pero sumando todo esto los fallos hacen que no esté justificado el precio de los platos, tirando a carito, cinco platos para cuatro personas, unos 27€ por persona.

© Esta publicación es original de Tu Cajón Vintage Prohibida la copia total o parcial, sin citar y enlazar a la fuente original.

By Sara


Bar Juanon en Ruesga

Ya que cada día tenemos más cerca las vacaciones vamos a hacer un poco de turismo culinario. 
Como sabemos que el bolsillo no está para muchos trotes os traigo un sitio donde pasar un buen rato y comer bien, todo a un precio asequible.
Muchos de vosotros os habréis planteado unas vacaciones de turismo rural, La Montaña Palentina es el lugar ideal para ello. Buen tiempo con noches frescas, un montón de rutas de senderismo y montaña para hacer es una zona realmente buena para pasar unos días.
Dentro de este marco y después de un día de ejercicio bien viene una buena cena, en esta franja del día es dónde vamos a situar la crítica de hoy.
Situado en la población de Ruesga, un pequeño pueblo que nace junto al Pantano de Ruesga y rodeado de montaña encontramos el Bar Juanon. Con una decoración actualizada de estilo rustico cuanta con una buena terraza y tres comedores que os puedo asegurar se llenan sobretodo en temporada vacacional en temporada, así que un pequeño inciso, no vayáis sin reservar.

Nos encontramos con una carta cortita pero contundente, raciones para compartir de cocina casera que os aseguro os vais a quedar con ganas de probarlas todas.
Una tabla mixta de embutido de la zona, cecina, lomo y jamón.
Croquetas de la casa, caseras de las de verdad, muy cremosas aunque siempre pecan un poco de sosas.
Endivias con salsa de queso para los muy queseros, o sea yo misma.
Pulpo a la gallega, he de decir que no siempre le pillan el punto de cocción.
Para compartir una buena chuleta a la piedra, la carne super tierna y sabrosa, el punto para todos los gustos y además muy entretenido.

Para terminar unos postres que verdaderamente no merece la pena señalar ya que a pesar de ser caseros, son bastante anodinos y sin personalidad, tartas de queso con poco sabor a queso, mousse de limón que es una crema de limón, en fin, lo mejor, si quieres postre, es que te animes a elegir un helado o un café.
Dentro de los vinos tenemos poco para elegir pero más que suficiente, blancos D.O Rueda, rosados espumosos, tinto crienza D.O Rioja o Ribera de Duero y para finalizar y como no, los vinos de la casa.
Las camareras son muy simpáticas y el ritmo entre el comedor y la cocina fluido, eso sí, no esperes que te saquen los platos uno por uno porque irá todo junto y en eso no hay manera….
Conclusión final, una cuenta de entre 15 y 20€ por barba -como siempre la elección de la bebida nos va a dar el precio final- hacen del Juanon el sitio perfecto para pasar una buena velada.
Yo desde luego repito por lo menos una vez al año.
Para los curiosos y animados os paso el teléfono para las reservas 979870443
By Sara

Restaurante Etxaniz, Bilbao

Una vez pasado el primer bache del inicio de la semana miramos al frente con otra perspectiva, la de que ya queda un día menos para llegar al fin de semana y para los que ya estéis pensando en él y penséis pasarlo en la inmediaciones de Bilbao os propongo un plan.
Hace unas semanas estuve comiendo son la family en el restaurante Etxaniz, dentro del Holtel Indautxu en Bilbao. Para nuestra familia nos trae un montón de recuerdos ya que hace tiempo solíamos celebrar esas fechas importantes en él. Siempre fue un valor seguro precio/calidad/atención un 10 con un maitre buenísimo-pena que no recuerde el nombre- y un menú con los segundos a elegir de una carta que se superaba cada vez. 
He de decir que las cosas, como todo, han cambiado -no así su decoración, para prueba un brazo-
y estas fotos que os dejo, que avalan el hecho de que el sitio necesita un poco de chapa y pintura.
Te encuentras con un sitio, si bien como os digo un poco viejuno, de mesas amplias y elegantes, con manteles de hilo y espacio suficiente para que no te tengas que pelear con el codo de la persona que se sienta a tu lado.
Nos encontramos con dos menús de entrantes comunes y en función de los segundo que elijas varía el precio entra 19€ y 24€ con un tinto de Castilla -que no probamos- y un blanco D.O Rueda que se bebía bien, todo IVA incluido.
Como somos muy curiosotes nos pedimos todo para compartir.

Carpaccio de rape, setas de temporada y brotes tiernos. Se pasaron un poco con los brotes -rúcula- que como siempre tienes la opción de retirar, sobre todo si quieres degustar lo demás.

Escabeche de salmón hecho en casa, tosta de pan negro y mantequilla. Sabor sorprendente y fresco que nos gustó a todos.

Risotto de pato y vino tinto. El toque del vino tinto genial y conmigo una arroz un su punto siempre triunfa.

Espárragos trigueros salteados con lascas de queso roncal.

Vamos con los segundos,
Anchoas rellanas de anchoa y pimiento verde.

Carrilleras de cerdo guisadas y braseadas en su propio jugo, cremoso de patata -que no es más que un puré de patata muy suave y trufa negra. Las carrilleras estaban deliciosas y sabrosísimas, tengo que intentarlo en casa.

Chipirones asados al aceite de carbón, con verduritas salteadas, aceite verde y pinceladas de sus tintas.

Mollejas de ternera empanadas, estofado de hinojo y morcilla ibérica. Una pena porque con el estofado y la morcilla tal y como plantean el plato, la molleja pierde ese cras-cras característico del empanado, no me gusto.

Los postres, me llevé un chasco porque a pesar de ser caseros insípidos.
Clásica «lemon pie» a nuestro estilo.
Tarta ópera de zanahorias, espinacas, queso fresco con crema helada quesera.
Milhojas de fresas con nata en merengue «lyo»
Torrija caramelizada hecha a la antigua con helado de vainilla, de la cual no tengo palabras para describir su cremosidad y sabor. Exquisita.


En resumen precio-calidad un 9, vale que los nombre de los platos son un poco, como queriendo ser pero no son cocina de autor, pero eso está de moda. Lo que si ofrecen es producto de primera calidad muy bien cocinado y buscando un poco salir del típico menú. Para mí y teniendo en cuenta que los menús de fin de semana son siempre más caros merece la pena acercarse al Etxaniz y pagar 19 o 24€ por persona.
Y para rematarla y ya que estábamos en familia una……….
…….en la Compañía del Ron, pero sólo una que al precio que están las copas mejor la sigues en casa…..

La Reina del Arenal después de Chicote

Quién más o quién menos a oído hablar de nuestra spanish version de Pesadilla en la Cocina, yo me declaro abiertamente seguidora de Chicote por quién es y por como lo ves en este roll en concreto, ese crítica ácida que tantos detractores tiene, yo estoy segura que  si me tuviese que enfrentarme a una de esas situaciones lloraría como una tonta.
El caso es que cuando paso por Bilbao, por aquí hubo polémica, y es  que Bilbao al final es un pueblillo de cotillas, grande sí, pero pueblo. Diferentes medios de comunicación se hicieron eco de la negativa de los dueños del Opila y La Reina del Arenal a que se emitiese un programa que tacharon de fraude y manipulación. Todos sabemos ya a estas alturas que es un reality show, sobretodo porque nuestra programación es casi un reality constante, sabemos bien que hay un guión y que sin él, el programa no existiría. 
Os voy a contar lo que me he encontrado meses después  en un menú de 11€.
Las fotos son un poco malas…
Comimos en el Opila, restaurante además de panadería. Me choca mucho tener que pagar por una ración extra de pan 0,90€.
Vale que está bueno y habrá gente que lo devore y pida más pero cobrarlo y encima en una panadería me parece super cutre.
Comimos arroz pasado, ensalada de aceitunas negras, calabacín relleno y en el pescado del día nos dieron a elegir entre trucha y bacalao.
La piel se ha debido quedar en la plancha y no se aprecia muy bien en la foto pero estaba como una alpargata, penoso.
De los postres he de decir que el cremoso de queso buenísimo.
Pero lo del flan clama al cielo, ¿cómo se puede sacar esta bazofia en un restaurante?
Una vez más la foto es igual de penosa que el flan y no se ve bien que estaba lleno de ojos con una textura arenosa y con grumos de algo sin deshacer.
Comidas a parte el Opila me desilusionó un motón la zona de abajo, la panadería, esta genial, ya sólo el olor invita a entrar, sino que la decoración encaja perfectamente.
La parte de arriba, el restaurante, es que no encajan esos elementos que quieren dar un toque elegante y vintage, con ese suelo las paredes, en fin un despropósito.
La Reina del Arenal es otra cosa, después de la reforma del programa  de la cual han hecho alguna modificación debido a que no cumplía alguna de las normativas del ayuntamiento. Ha quedado genial con una barra de pinchos que además se mete por los ojos e incita a entrar.
Me quedo con La Reina, no comería el menú pero si un zurito y un pincho, ¡tan ricamente!
¿Qué opináis? Yo no pagaría 11€ por comer este menú de 9€.

RESTAURANTE CURRITO

Esta semana seguimos hablando de cocina pero desde un punto de vista diferente, el comensal.
El sábado hicimos una escapadita con la family, habíamos reservado hace unos 15 días a través de la web www.eltenedor.es para comer en Currito, en Santurtzi, mi ciudad natal. Esta web te ofrece descuentos y promociones de diferentes restaurantes a lo largo de todo el territorio. Es una forma fácil y más económica de salir a comer sin necesidad de resentir en exceso el bolsillo, en nuestro caso con un 40% de descuento sobre la comida y dentro de las condiciones que ofrece la web.

Yo estaba bastante ilusionada porque para mí, que me criado en Santurtzi Currito es un clásico de la cocina vasca y a los ojos de la niña que era entonces casi, casi de fama internacional. Me acuerdo cuando era pequeña de algunos domingos que después de comer las rabas por la Txitxarra subiamos a casa pasando por la tienda que tenían en aquella época y mi ama compraba bacalao al pil pil o a la bizkaina para degustar en casa. He de decir que degustaban ellos, ya que yo en esos años era muy, muy pero que muy mala comedora.

Dado que íbamos a Santutzi, cada vez que voy no puedo pasar sin ir al Lagun Etxea en la Txitxarra y comer un pintxo de croquetas, de esas que también me llevan a mi niñez y que son exquisitas, sencillas, de jamón york y huevo, grandotas y cremosas, que junto con el pintxo de bacalao, todo un clásico del bar.
Vamos al turrón que me enrollo de mala manera.
Teníamos reservado mesa en la ventana para poder disfrutar de las geniales vistas del chalet.

Claro está que lo primero que te llama la atención cuando entras al comedor son esas geniales vistas que llenan todo de luz, entonces te sientas y empiezas a fijarte en los pequeños detalles y te das cuenta que toda esa entrada de luz y esas maravillosas vistas no tapan lo obsoleta que se ha quedado la decoración del restaurante.
Te sientas en unas sillas que queriendo ser antiguas, se convierten en viejas y además por unanimidad en la mesa realmente incomodas. Acompañando al peso de las maderas nobles y en tonos oscuros que son protagonistas por todo el chalet, tenemos una pared de viejo gotelé, no sólo desacertada en color, sino con un tono además espantoso. No entiendo verdaderamente cómo alguien ha podido dar de paso un color así que empobrece la maderas, los techos, que por cierto amarilleaban y todos los pequeños detalles que con cualquier otro color brillarían por si sólos.

También comentar el cristo del segundo piso en el que diferentes arreglos han descoordinado totalmente el conjunto. Subes al baño que se encuentra situado en la parte superior y ya a mitad de la escalera alzas la vista y tu visión se choca con una puerta blanca, lacada en plan cutre con rodillo que desentona completamente con el resto del conjunto la barrandilla de la escalera, el suelo, otras puertas cercanas y todo en tonos nogal. ¿Qué pintan hay unas puertas blancas? Será para coordinarlas con el horrible entelado del baño….
En definitiva, si no es tan horrible todo esto como lo describo, con una mano de pintura se solucionaría, con una amplia gama de colores a elegir, eso sí tapando bien los marcos para que no se tiñan del mismo color que la pared.

¿Qué os parece si comemos ya?
Primero pedimos tres entrantes para compartir, todos ellos de una calidad correcta.
Almejas a la plancha.

Gambas a la plancha.

Mollejas de cordero. ¡¡Horror!! me falta la foto. Buenísimas.

Los segundos, pues aquí me sorprendí un poco porque pensando yo que la mayoría íbamos a escoger pescado, fui yo la única. Comentar también que nos hicieron esperar un montón por los segundos.
Callos y morros en salsa, una que no prometía bizkaina pero parecía que quería serlo, en fin estaban ricos.

Manitas de cerdo en salsa.

Solomillo a la plancha.

Bacalao al pil pil. El restaurante está especializado en bacalao. Me lo sacaron templado más bien frío y con el pil pil desligado, ya se aprecia en la foto como se va soltado el aceite de la salsa. La calidad de bacalao, correcta.

Los postres son sencillos pero bien hechos.
Tostadas de crema que si querías te flambeaban con anís.

Pastelitos de crema con una rica crema pastelera.

Biscuit con chocolate caliente. Dentro de un bol de galleta, concretamente la masa que se usa para las tejas. Un rico contraste el cras cras del biscuit frío con el chocolate caliente.

En definitiva la atención muy buena, mi hija se hizo al final con tres ricas tejas, obsequio de la camarera, de las que no quedaron ni las migas.

El resultado final al bolsillo fue de 35 €uracos por persona, ya con el descuento y mi opinión, es que si hubiera tenido que pagar un 40% más hubiera salido francamente descontenta. A pesar de la calidad de la materia prima los detalles negativos de los cuales os he hablado hacen que no repita.